Cuentas eurovisivas

Este sábado hubo un festival de la canción que se televisó en todos los países europeos, igual no lo saben porque ha dado poco que hablar.

El festival consiste en que cada país envía un cantante o grupo, preferentemente hipersexualizado, que actúa una canción con el apoyo de bailarines semidesnudos y muchos efectos visuales.

Cada país, a su vez, tiene un jurado misterioso que vota a los cantantes de otros países otorgándoles 12, 10, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2 o 1 punto, en teoría según su calidad musical y en la práctica teniendo muy en cuenta su proximidad geográfica. Las puntuaciones se van publicando país a país en simpáticas conexiones internacionales. Cada vez que un país vota el cantante que recibe sus 12 puntos se pone efusivamente contento y al final el que tiene más puntos gana.

O ganaba. Porque, como avance democrático, a la puntuación de los elitistas jurados musicales se añade, desde hace unos años, la puntuación del pueblo soberano recibida a través de lucrativos sistemas telemáticos de pago por voto. En este caso, y por aligerar, se va sumando a la puntuación obtenida por cada país en la fase de jurados el total de votos que le han concedido los votantes populares entre todos los países votantes. Como además se empieza por los últimos países clasificados llega un momento en que la clasificación está encabezada por países que ya han recibido los votos de la segunda fase, mientras los que están pendientes de recibirlos, los más votados en la primera fase, van cayendo a peores posiciones. Cada voto a un nuevo país de la parte alta de la tabla puede conseguir que se ponga provisionalmente en primera posición.

Este año, al acabar la primera fase, esta era la clasificación:

Supongo que todo el mundo habrá comprobado que la suma de puntuaciones de los países es 2.146 puntos, que es exactamente el resultado de multiplicar 37, que era el número de países que votaban, por 58, que era el total de puntos otorgado por cada país.

Bien, pues al ir sumando los puntos de la segunda fase, a falta de conocerse la puntuación de los últimos dos países, la tabla era ésta:

Como se puede comprobar, iba ganando Croacia con 547 puntos a falta de conocerse la puntuación de la segunda fase de Suiza, que tenía 365, y de Francia, que tenía 218.

Si alguien hubiese hecho su trabajo podría haber anunciado que cuando se anunciase el resultado de Francia ya se conocería con toda certeza el ganador final. Sólo faltaban por publicarse 453 puntos, que es la diferencia entre los 4.350 puntos que se iban a conceder (37 votos de jurados y 38 votos populares de países) y los 3.897 que ya estaban concedidos.

Esos 453 puntos eran la suma de los puntos que iban a recibir Francia y Suiza, así que, aparte de empates, podían ocurrir tres cosas:

  • Si Francia sacaba entre 0 y 270 puntos ganaría Suiza, que al sumar entre 453 y 183 puntos superaría a Croacia.
  • Si Francia sacaba entre 272 y 328 puntos ganaría Croacia, que no se vería superada ni por Francia ni por Suiza, que se quedaría por debajo de 182 puntos y no alcanzaría los 547 puntos del croata.
  • Y si Francia sacaba más de 329 puntos ganaría el concurso, porque superaría los 547 puntos de Croacia, y Suiza sólo conseguiría entre 0 y 123 puntos.

Si Francia sacaba 271 puntos empatarían a 547 Suiza y Croacia y si Francia sacaba 329 puntos empatarían a 547 Croacia y Francia.

Así que cuando se anunció que Francia tenía 227 puntos, que le llevaban hasta los 445 puntos en la clasificación final, ya se podía saber que había ganado Suiza, que iba a recibir 226 puntos y se iba a ir hasta los 591 puntos. Elemental.

Pero no, el programa, en su crueldad refinada, prefirió mantener al borde del infarto a croatas y suizos durante dos largos minutos hasta que al final se anunció su puntuación.

Una puntuación que cualquier periodista con un poco de olfato podría haber anunciado minutos antes que el resto del mundo. Seguro que con esa primicia mundial se habría hecho viral, y hoy sería un profesional respetado, seguramente tertuliano de Herrera o de Ángels, o participante de Supervivientes.

Incluso habría arrebatado el Nobel de Periodismo a la muchacha que enviaron a Sevilla a informar a las 3 de la tarde de que era verano y hacía calor .

,

UNA VOZ «A PUERTA CERRADA»

Photo by Ruca Souza on Pexels.com

Esto ocurrió, así que los que no crean en cosas paranormales que sigan sin creer, pero que entonces me expliquen qué pasó.

En el otoño de 1992 a alguien se le ocurrió que sería buena idea montar “La venganza de Don Mendo” en la Escuela de Ingenieros de Montes de Madrid. Y allá que fuimos.

Tras un riguroso casting, consistente en la caza al vuelo por los pasillos (“Disculpa, queremos hacer La venganza de Don Mendo y nos falta un rey. ¿Querrías hacerlo tú, que es que hemos visto que tienes barba?”) alguien se dio cuenta de que estaría bien tener un director, y la tía de la protagonista había conocido a Almodóvar cuando llegó a Madrid, así que hasta salió en Pepi Luci Bom y nos dijo que sí, que ella se encargaba. Vino con ciertas pretensiones, como intentar cambiar a Alberto, que hacía de reina porque era canario y medía 1,90, y seguramente por eso luego inventaron los concursos esos del carnaval de Las Palmas. También le pareció mal que Don Mendo se tuviera que ir del ensayo general, y eso que aguantó los dos primeros actos.

El caso es que aquello salió medianamente bien, uno dejó la carrera y se hizo cantautor y director y en septiembre de 1993 hubo que cerrar la escuela por aluminosis. Pese a todo el Grupo Buhardilla montó dos obras en 1994: Los ochenta son nuestros y Tres sombreros de copa, y fichamos a una Tamayo para dirigir el tinglado.

En 1995 hubo una especie de escisión entre la gente de teatro propiamente dicha, que montó A puerta cerrada, de Sartre, los de ciencias, que hicieron Aspirina para dos de Woody Allen, y un grupo que quedamos para hacer Farsas Mortales, de Alfonso Zurro. La escuela de Montes seguía cerrada y la escuela de Aparejadores nos volvió a acoger en el destierro.

Hasta aquí todo normal, lo paranormal viene ahora.

El día de “A puerta cerrada” yo estaba en la puerta repartiendo los programas de mano y evitando que la abrieran a destiempo, viendo la obra desde el fondo. Los actores bordaban el papel, se lo sabían todo y todo bien, de hecho a Jenni le dieron el premio a la mejor actriz del festival, luego acabó haciendo Arte Dramático. Y en esto decidí que me tenía que ir al escenario, detrás de la caja negra, todavía no sé por qué. El caso es que, unos minutos después, yo estaba con el texto de la obra en la mano, separado del escenario por una tela negra, justo cuando Álvaro caminaba hacia el fondo de la escena a coger una botella de una mesa. Y noté que se quedaba en blanco, supongo que hubo una micropausa o un retraso en el ritmo que yo pude notar. Así que leí la primera línea del párrafo, Álvaro oyó el pie, retomó el hilo, nadie notó nada, la obra siguió y yo volví a la puerta. De hecho, en aquel momento yo no tenía la certeza de que mi fugaz papel de apuntador hubiese servido para nada, fue tras la obra cuando Álvaro, creo que sin saber todavía quién había sido la voz providencial, preguntó y lo comentó.

Era imposible que minutos antes de quedarse en blanco yo pudiera ni siquiera sospechar que alguien se iba a quedar en blanco, y sigo sin tener respuesta para la pregunta. ¿Por qué me fui al sitio justo en el momento justo?

Carta de la ciudadanía

Pero no nos dé más el coñazo con sensiblerías sobreactuadas

No es habitual tener que contestar a la carta de un Presidente. Sin embargo, la gravedad del daño que estamos recibiendo por sus acciones irresponsables y la necesidad de que alguien le responda con la firmeza que exige su falta de escrúpulos me hacen pensar que esta es la mejor vía para que conozca mi opinión. No está mal que por una vez se tome un poco de tiempo fuera de su burbuja para reflexionar sobre lo que está haciendo.

Como ya sabrá, que un juzgado abra diligencias requiere que haya indicios de irregularidades, sin los cuales, independientemente de la orientación política del denunciante, ningún asunto tendrá recorrido en vía judicial. Así que esté tranquilo, si de verdad cree que su esposa y usted no han cometido irregularidades el asunto se zanjará en los primeros trámites.

Pero, más allá de la relevancia penal, de sus acciones, usted me debe muchas explicaciones sobre estos asuntos y sobre otros muchos. Usted no contesta a las preguntas que se le formulan en el Congreso, usted no da ruedas de prensa, usted sólo es entrevistado por un círculo cerrado de medios afines o en campaña electoral. No es a los diputados de un partido o a los periodistas de un medio a los que no se digna contestar, en contra de sus obligaciones, es al conjunto de los ciudadanos al que usted se niega a dar cuenta de su gestión de forma totalmente antidemocrática.

Tampoco es de demócrata que descalifique a los medios de comunicación, tan poco democrático como cuando lo hace Trump. Desde su cargo no debería llamar ultraconservadores o ultraderechistas a los medios, sobre todo cuando algunos de ellos han destapado escándalos de partidos de todo el espectro político.

La ciudadanía desprecia las estrategias partidistas de acoso y derribo que han puesto en marcha los partidos, empezando por el suyo, que sólo buscan enardecer a los propios y deshumanizar a los de enfrente. Y las desprecia mucho más cuando se utilizan las instituciones para ello, ya sea el Senado, el Congreso, el Constitucional, el CIS, TVE, la fiscalía, la Federación de Fútbol o cualquiera de los órganos donde usted ha situado a personajes impresentables sin más criterio que la fidelidad perruna a quien los nombró.

En usted es difícil distinguir cuándo miente a sabiendas de cuándo dice cosas que no son ciertas por culpa de su percepción delirante de la realidad. Usted confunde oposición con acoso, lo cual sería menos grave si hubiese mostrado algún tipo de empatía hacia quien sí sufrió acoso, o algún tipo de distancia hacia quien acosó. Muy al contrario, usted nunca ha tenido un gesto para los acosados por los nacionalismos catalán y vasco, y no habría ostentado un solo minuto el gobierno si le hubiesen votado en contra los acosadores y quienes trajeron a España la palabra escrache.

A usted se le votó legítimamente, pero hizo un uso ilegítimo de los votos desde el momento en que los utilizó para hacer exactamente lo contrario de lo que prometió hacer con ellos. Usted sólo dio un titular en el debate electoral de 2019: “tendré mano dura con el independentismo catalán”, dijo, mirando a cámara. Y luego no solo no tuvo mano dura sino que pactó en la cárcel con el independentismo catalán, les hizo todo tipo de concesiones e indultó a los independentistas que habían delinquido.  No contento con eso dos días antes de las elecciones de 2023 lo volvió a hacer: se jactó de haber negado la amnistía al independentismo, y dos días después ya la estaba negociando y concediendo.

En 1978 los partidos españoles llegaron a acuerdos a priori extraños, pero siempre con una base común: eran consensos moderados que aparcaban las posturas más extremistas y tenían la voluntad de unir y acoger a una gran mayoría de los ciudadanos. Pero usted ha decidido siempre llegar a consensos con las fuerzas extremistas, negándose en redondo a consensos mayoritarios con fuerzas de centro e, incluso, hablando irresponsablemente de levantar muros entre españoles. Con sus acuerdos no ha atraído a los extremistas a una posición moderada asumible por todos, sino que ha desplazado su gobierno a las posturas de partidos cuyo objetivo declarado es a corto plazo la desigualdad entre ciudadanos y a largo plazo la destrucción de nuestro país. Habría podido llegar a una coalición de Estado pactando con el otro partido mayoritario y teniendo que ceder mucho menos que lo que ha cedido a los partidos de su actual bloque de gobierno. Pero para eso hay que tener sentido de Estado.

Esta es mi lectura de la situación que vive el que debería ser Gobierno de nuestro querido país: que en la práctica funciona como su cortijo particular. Se apoya en una coalición de intereses separatistas y ultraizquierdistas que no toleran la realidad de España y que han tergiversado el veredicto de las urnas. Las urnas dictaron que una coalición de grandes partidos de Estado tendría el respaldo de 16 millones de votantes, más los partidos que, abandonando sus posturas extremistas, se hubieran querido sumar a los consensos. Pero en las dos últimas dos legislaturas usted ha elegido tener el respaldo de partidos que agrupan sólo a 12 millones de españoles y dejan al otro lado del muro a otros tantos.

¿Merece la pena todo esto? se pregunta usted, con una falta de sentido de la realidad que le lleva a considerarse en circunstancias más difíciles que las de su homólogo Zelenski o, más cercanos, las de los concejales de partidos nacionales en municipios separatistas. Usted ha disfrutado de un silencio mediático clamoroso sobre muchas de las cuestiones que están saliendo ahora y que, siendo conocidas, no iban acompañadas del escándalo que habrían merecido en cualquier otro país de nuestro entorno. No ha sufrido más crítica de la prensa o la oposición que sus antecesores. Es obsceno que ponga esas críticas como excusa para retirarse a reflexionar.

Así que no, usted no merece la pena. No es fiel a los subordinados que le son fieles, no es leal con las instituciones, ha elegido dividir a los españoles erigiéndose como un muro que deja fuera a la mitad de los ciudadanos, legisla mediante Decretos Leyes de cientos de páginas, hace concesiones prácticamente irreversibles a los partidos separatistas… y ahora dice que le puede la presión.

Dimita, si es eso lo que le han exigido.

Pero no nos dé más el coñazo con sensiblerías sobreactuadas que, además, nadie se cree, ni siquiera esos que hoy le aplauden y le piden que se quede. Ya sabe que son precisamente ésos los que le negarán antes de que cante el gallo tres veces.

Atentamente

,

Biorritmos

Photo by Umut Saru0131alan on Pexels.com

Hoy a las dos serán las tres. Mañana, al levantarme, tengo que acordarme de que a las 10 serán las 11. ¿El reloj este se ha actualizado solo o es de los que no, de los que hay que cambiar a mano? ¿Lo cambié anoche?

Al parecer con este lío de los cambios se ahorra energía, sobre todo antes, cuando tres bombillas eran 240 vatios, lo que suman ahora todos los leds de la casa encendidos a la vez. Pero en realidad hoy la cuestión es otra. Habría que elegir horario de verano, con el mediodía solar hacia las dos, o el de invierno, en el que el mediodía solar es a la una.

Si dejáramos el horario de invierno, en julio nos amanecería a las 5.50 de la mañana, que para qué, y anochecería a las 20.50. Nos estaríamos perdiendo las horas más frescas de la mañana, y esos atardeceres interminables del verano serían demasiado pronto.

Si mantuviéramos el horario de verano, en enero no nos amanecería hasta pasadas las 9.38. A cambio anochecería a las 19.00, en vez de a las 18.00.

Sinceramente creo que estamos mejor así, con nuestro cambio de hora.

Sobre todo porque el argumentario en contra se reduce básicamente a unas gravísimas afecciones a la salud derivadas de la alteración de los biorritmos por culpa del cambio de una hora.

Entiendo que sería aun más grave viajar a Canarias, viaje que implica un cambio de hora doble en una semana. Y que se debe desaconsejar de forma absoluta el viaje a América, que acarrea un cambio horario de seis horas que, vistas las graves perturbaciones que provoca nuestro cambio semestral, debe de ser causa de muerte en un porcentaje significativo de los casos.

Sin necesidad de movernos de casa podemos suponer las graves alteraciones de biorritmos de Paco, el del segundo, que de lunes a viernes se levanta a las 7 y se acuesta a las 23, mientras que el sábado se acuesta a las 2, excepto hoy que se acuesta a las 3 porque a las 2 serán las 3, y se levanta a las 11, o sea, a las 12 mañana, o a las 10 en octubre en el otro cambio. O de sus padres, que tuvieron una boda y ese día se acostaron a las 2 en vez de a las 11, y ellos sí que tienen el biorritmo ajustado.

Así que, mientras no nos conciencien de los graves efectos para la salud de viajar al Caribe, dormir mucho los domingos o ir a bodas de tarde, deberían dejarnos en paz con nuestros anocheceres veraniegos de terraza y fresca que es, en el fondo, de lo que va el debate.

,

EL PROBLEMA TERRITORIAL

Parcelario minifundista inmanejable de un municipio de 124 habitantes. Fuente: SIGPAC.

El principal problema causado por los nacionalismos vasco y catalán es que tienen secuestrado el debate público sobre los verdaderos problemas territoriales españoles, que son muchos y muy serios, y requerirían una respuesta coordinada de las instituciones.

El supuesto problema esgrimido por los nacionalistas consiste en que un porcentaje significativo, aunque muy inferior a su notoriedad casi monopolística en el debate público, de su población considera que la supuesta estructura territorial de 1700 es mejor y debe pesar más que la de los últimos 300 años. Eso no es un problema territorial, eso es que algunos quieren ser más que otros.

Los principales problemas territoriales que deberíamos estar intentando resolver, como otros muchos países que en muchos casos también los sufren, son:

  • El desequilibrio poblacional entre zonas despobladas y zonas demasiado pobladas, con sus problemas asociados: costes de vivienda, dificultad de suministros y movilidad, concentración de contaminación y residuos, vulnerabilidad frente a fenómenos extremos, inflamabilidad del territorio despoblado, pérdida de culturas rurales, improductividad y pérdida de oportunidades de creación de riqueza por falta de población o marco regulatorio inadecuado para esa densidad de población, etc.
  • Ayuntamientos pequeños con competencias inasumibles.
  • Ayuntamientos grandes con estructuras pensadas para otra dimensión.
  • Carajal provocado por la coexistencia de entre tres y hasta cinco o seis niveles administrativos: junta vecinal, ayuntamiento, mancomunidad, comarca, diputación, comunidad autónoma, administración central.
  • Injusto reparto de externalidades ambientales positivas (zonas rurales, en especial las forestales) y negativas (zonas urbanas e industriales), lo que lleva, en la práctica, a estar aplicando incentivos perversos con resultados no deseados.
  • Diferencias económicas y fiscales entre territorios.
  • Singularidad española por ser el país menos densamente poblado y más accidentado de los grandes países europeos, lo que dificulta la implantación de sistemas diseñados para países llanos y densamente poblados y en general encarece la construcción de infraestructuras por su mayor longitud y complicación.
  • Redes y suministros hídricos y energéticos.
  • Dotación de infraestructuras de acceso y comunicación.
  • Minifundismo, que lleva al abandono de parcelas porque el coste de tramitar sus papeles es mayor que su valor real, hasta llegar a millones de hectáreas sin titular conocido, sin aportar riqueza y acumulando maleza, lo que incrementa el riesgo de incendios catastróficos.
  • Riesgo de erosión y desertificación en una proporción significativa del territorio.

Todos estos problemas tienen en común que son territoriales, son concretos y, sobre todo, su solución está al alcance de unos poderes públicos con voluntad de ponerse a ello si no estuvieran entretenidos gastando nuestro dinero en otras cosas, y entre ellas en acallar las insaciables demandas de los nacionalismos vasco y catalán.

,

LAS OCHO MENTIRAS DE LA LEY DE AMNISTÍA

1. AMNISTIAR UN DELITO LO PREVIENE

Para terminar con la violencia de género ¿sería bueno indultar o amnistiar a todos los condenados por violencia de género? Así se relajarían las tensiones entre géneros, se quitarían argumentos al machismo y no volvería a haber nuevos casos. Seguro que la idea escandaliza a los que justifican que la amnistía es necesaria para alcanzar la concordia en Cataluña.

2. CON LA AMNISTÍA LOS INDEPENDENTISTAS RENUNCIARÁN A SUS PRETENSIONES

Basta escuchar lo que dicen los amnistiables para darse cuenta de que esta afirmación no es cierta.

3. LOS INDULTOS HAN TRAÍDO LA CONCORDIA A CATALUÑA

Si los indultos hubieran traído la concordia a Cataluña, como argumentan los promotores, ¿por qué hace falta ahora una amnistía para traer la concordia a Cataluña?

4. CATALUÑA NECESITABA QUE SE RECUPERASE LA CONVIVENCIA

La convivencia se recuperó cuando algunos dejaron de quemar las calles y cortar carreteras. La tranquilidad se consiguió gracias a la eficaz represión de los alborotadores y de quienes los financiaban y promovían. A todos ellos su horizonte penal les aconsejaba un perfil bajo durante unos años, y los demás escarmentaron en cabeza ajena. Por eso indultar y amnistiar todos esos delitos no contribuye a la paz, sino que anima a volver a repetir aquellos disturbios, como de hecho se proclama en público para todo aquel que no se niegue a escucharlo.

5. LAS NEGOCIACIONES ENTRE LOS PARTIDOS SON TRANSPARENTES

No hay transparencia ni siquiera para los propios diputados de los partidos del Gobierno, que en el mismo instante de la votación de convalidación de los últimos Reales Decretos Ley ni siquiera sabían que se había alcanzado un acuerdo, como para conocer su contenido. Como mínimo se desconocen los acuerdos con Bildu.

6. EN EL PROCÉS NO HUBO ACTOS DE TERRORISMO

El propio hecho de que los indultables den tanta importancia a esta cuestión demuestra que es muy probable que todas las instancias judiciales, desde la española hasta las europeas, consideren que sí hubo actos de terrorismo. De lo contrario los esfuerzos estarían concentrados en demostrar que colapsar aeropuertos, comprar explosivos, quemar barricadas o echar aceite en la calzada al paso de una vuelta ciclista no son actos de terrorismo.

Como terrorismo se han calificado algunos actos en algunas actuaciones judiciales preliminares, y como terrorismo figuran en las rutinarias memorias anuales de la fiscalía, cuando se llamaba a las cosas por su nombre y no por el que dictaba la conveniencia de los dirigentes.

7. GRACIAS A LA AMNISTÍA SUBEN LAS PENSIONES

Se está vinculando la subida de las pensiones y otras medidas sociales a la aprobación de la Ley de Amnistía y otras exigencias de los nacionalistas. Pero el gobierno puede romper mañana mismo sus relaciones con los partidos nacionalistas y ofrecer al partido de la oposición una coalición para dar estabilidad al país con la condición de mantener esas medidas sociales. Sólo con el ahorro derivado de evitar tener que financiar las exigencias nacionalistas ya se tendría un cierto margen para adoptar esas y otras medidas.

8. LA AMNISTÍA NO NOS AFECTA EN NUESTRO DÍA A DÍA

La amnistía prolonga indefinidamente la dependencia del gobierno de las exigencias del nacionalismo, permite el regreso de muchos nacionalistas acusados de graves delitos y con ello agudizará los problemas en Cataluña, entre los que destaca la corrupción ligada al desvío de fondos públicos para sostener las entidades del separatismo y la desviación de las prioridades de gobierno hacia cuestiones identitarias. Se ha llegado al ridículo de que en plena crisis de Ucrania o Gaza España ha tenido a la UE debatiendo la oficialidad del catalán en las instituciones europeas.

La amnistía forma parte de un grupo de medidas que van desde la condonación de la deuda catalana, que asumirá el Estado, hasta el traspaso de los Cercanías o la inmigración. Todas ellas son medidas permanentes, prácticamente irreversibles, que seguirán en pie incluso aunque cambien los gobiernos y que suponen ineficiencias que van a lastrar los presupuestos españoles para siempre. Creer que eso no va a afectar al resto de los españoles es no querer afrontar la realidad.

,

GALGOS O PODENCOS

No sé si ahora leen fábulas en los colegios, seguro que menos que en nuestros tiempos. No recuerdo que los críos las hayan traído para memorizar (a veces traían 8 versos, máximo 12, supongo que para evitar riesgos de esguinces en las meninges). Una de las más clásicas era aquella de Iriarte de los dos conejos, que, mientras llegaban los perros, se paraban a discutir si eran galgos o podencos… con el final previsible.

Por entre unas matas, seguido de perros, no diré corría, volaba un conejo.

De su madriguera salió un compañero, y le dijo: ‘tente, amigo, ¿qué es esto?’.

‘¿Qué ha de ser? – responde -. Sin aliento llego. Dos pícaros galgos me vienen siguiendo’.

‘Sí – replica el otro -, por allí los veo… Pero no son galgos’. ‘¿Pues qué son?’. ‘Podencos’.

‘¿Qué? ¿Podencos dices? Sí, como mi abuelo. Galgos y muy galgos; bien vistos los tengo’.

 ‘Son podencos, vaya, que no entiendes de eso’. ‘Son galgos, te digo’.  ‘Digo que podencos’.

En esta disputa, llegando los perros, pillan descuidados a mis dos conejos.

Los que por cuestiones de poco momento dejan lo que importa, llévense este ejemplo.

Y aquí estamos, debatiendo sobre regiones nación, cambiando la palabra disminuidos en la constitución, postureando feminismos y ecologismos, pretendiendo trabajar menos y cobrar más, preocupados por Gaza, o por Argentina, y enfangados en amnistiar etarras y repartir competencias.

Mientras tanto vienen los galgos: deuda gigantesca, pensiones insostenibles, demografía en picado, instituciones corroídas por políticos termita, generaciones a las que no preparamos para el mundo real (que no funciona por aprobado general, perdón, por proyectos), exceso de influencers y falta de médicos, costes laborales más altos, países que nos van dejando atrás primero en competitividad y luego en prosperidad. Lo que viene siendo decadencia.

Podríamos reaccionar, pero estamos haciendo leyes bloqueadoras de la creación de riqueza, o con resultados opuestos a los pretendidos y declarados, o simplemente grotescas, redactadas a mano por los políticos con menos preparación y escrúpulos en un pasillo del Congreso o en un bar de Bruselas, tramitadas esquivando o ignorando a los órganos supervisores que deberían darles cierta calidad y a los sectores afectados.

Así que preparémonos, que ya están cerca los perros. No deja de ser una ingenuidad por parte de Iriarte pretender que alguien fuese a escarmentar por unos conejos.

Murió sin acabar de consensuar a qué baño tienen que ir los trans no binarios
,

LOS QUE YA NO MATAN

Ni nunca mataron, la mayoría no. Y sin embargo no les podemos ajuntar aunque tengamos hoy a docenas de opinadores a sueldo vendiéndonos la moto. Bildu, esos osos amorosos. Heidi Otegui, abuelito dime tú.

Son unos canallas, y eso no cambia porque “ahora” no maten o no quemen autobuses. No son gente normal que un día, en una discusión de tráfico o en una noche fatal, perdieron los nervios y mataron sin querer a alguien, y desde entonces, de vez en cuando, se despiertan con pesadillas reviviendo aquello. No tienen pinta de tener grandes remordimientos.

Son gente que en los distintos grados de implicación que hay en toda organización estuvieron toda su miserable vida matando gente o ayudando a los que mataban gente. Daban apoyo, refugio, información, financiación. Hacían masa, esa masa de matones sin la que ETA se habría disuelto en tres meses. Hacían pintadas en portales y escaparates. Engrosaban los grupos que hacían la ronda por las tiendas con la hucha. Esos grupos de matones que ni mataban ni matan marcaban la diferencia entre que el del bar les mandase al carajo, como hacían los de los bares en Cuenca, o bajase la cabeza y les diese unos billetes porque esos billetes valían menos que tener que limpiar pintadas o cambiar lunas todas las semanas. Hacían pasillos al concejal del PSOE, intimidaban en los plenos, impedían mítines, quitaban carteles, ponían los suyos, llenaban manifas, quemaban cajeros. Invadían las asociaciones, monopolizándolas.

Y todo eso lo hacían fríamente, de forma voluntaria, durante años, siendo plena y orgullosamente conscientes de que ponían su granito de arena para que otros, a los que admiraban, respetaban, homenajeaban, admiran, respetan y homenajean, apretaran el gatillo o aparcaran el coche bomba. Todos ellos consideraban que sus objetivos políticos se debían imponer hasta el punto de estar por encima de la libertad y la vida de los que no pensaban como ellos, justo lo contrario a lo que es la democracia.

¿Han cambiado algo? No parece. El mundo Bildu no ha informado sobre los cientos de asesinatos reivindicados por ETA y que permanecen sin resolver, no ha dejado de homenajear a etarras a través de bienvenidas, efemérides y carteles y no ha dejado de dar puestos de relevancia a delincuentes. Ninguna corriente en Bildu pide que nada de todo eso se haga. Estos hechos demuestran que la gente de Bildu no ha cambiado en lo sustancial, y siguen siendo los canallas ultras antidemocráticos que han demostrado ser durante décadas. Y si cambia el aire y conviene al negocio volverán a su matonismo de alta intensidad.

Por eso el único tratamiento posible con ellos es el cordón sanitario.

Y por eso es tan grave que el gobierno actual y su orfeón mediático se hayan pasado al otro lado del cordón y hayan olvidado que dedicar años de tu vida a delinquir de forma consciente y organizada te inhabilita, no para presentarte y ser elegido, sino para ser tratado de igual a igual en las instituciones democráticas, que es de lo que se trata ahora.

,

FRANCIA, NACIÓN DE NACIONES

Célebre cuadro «Napoléón atiende a la delegación de Junts per Cat»

Lo de la nación de naciones es de esas chorradas posmodernas que sólo sirven como coartadas para que algunos mangantes sigan viviendo del cuento.

España en realidad ya funciona, o al menos lo intenta, con algo aún más retorcido:  es una monarquía de diecisiete repúblicas.

Hay historiadores que niegan la nación española hasta Felipe V, o hasta 1812, o incluso hasta 1978, porque hasta ese momento no se cumplían no sé qué requisitos muy claros sin los cuales no puedes ser nación. Suelen ser los mismos a los que les parece bien que Euskadi, Cataluña o Galicia sean naciones, cómo no, si hubo un reino Suevo en el siglo V, que ese por lo visto sí pasaba todos los filtros de nación-nación.

Si esta gente se creyera la historia que cuentan no estarían bufando y dando el coñazo en Madrid, sino en Francia, que tiene cachitos de nación tan vasca o catalana como el lado español y los tiene más oprimiditos que a los de aquí. Tanto lloriqueo en Gerona por tener que impartir dos horas de clase en castellano a quien lo pida, cuando en Francia si alguien reclama unas horas de clase en catalán les mandan a freír calçots. ¿Y esos euskaldunes de Iparralde, que a los probines no les dejan hablar euskera en el Parlamento francés? Ya va siendo hora de reclamar la plurinacionalidad de Francia, esa nación de naciones, con su nación corsa, su nación bretona, su nación vasca y no digamos ya sus naciones ultramarinas guayanesa o martiniquesa.

Comparando los problemas que causan a Francia los nacionalismos vasco y catalán con los que tenemos nosotros podría pensarse que quizá la sutil fórmula francesa para gestionarlos, resumida en el lema “à prendre pour cul” sea más beneficiosa para el conjunto, y que creerse una nación de naciones es menos operativo que creerte lo de la grandeur y el imperio y demás. También parece que nuestra diversidad, tan rica y que tantas satisfacciones nos da, sería igual de diversa y de rica si no hubiéramos transferido las competencias en Parques Nacionales a las comunidades autónomas, igual que la diversidad de Francia no es menos diversa por no tener un ministro regional de Juventud y Deportes en las Landas.

Así que al próximo que aparezca queriendo meterles mano en la cartera con la monserga de la nación de naciones, ya saben, búsquenle una buena rima.

Algo contundente y que rime en consonante con naciones.

,

AMNESTÍA

Photo by Geofrey Mashurano on Pexels.com

Amnestía: dícese del uso de la amnistía como cortina de humo para hacer olvidar todos los demás asuntos.

Sólo en un día cualquiera han ocurrido muchas cosas para olvidar, tapadas por las pancartas contra la amnistía. Cualquiera de ellas sería incompatible con la continuidad en sus cargos de los protagonistas concretos.

El Tribunal Supremo ha sentenciado que el Fiscal General ha incurrido en desviación de poder en una propuesta de nombramiento que el Fiscal elevó al Gobierno y que el Gobierno aprobó. El Fiscal General no ha dimitido ni ha sido cesado. El Gobierno, que es quien ideó y promovió la operación, tampoco ha asumido responsabilidades.

El recién nombrado letrado mayor de las Cortes, que había sido elegido a dedo por el Gobierno como Director General en 2021, ha dado de paso al texto de una Ley elaborada por el Gobierno que lo nombró, cuando su antecesor bloqueó un texto con un contenido similar hace dos años.

Han tomado posesión como ministros dos políticos con hemerotecas muy complicadas, en las que en su primer día de notoriedad ya han trascendido vídeos en que defienden sin paliativos la actuación histórica de Lenin y el régimen de Castro.

Los partidos de la alianza gobernante han registrado y aprobado en la Mesa del Congreso la creación de dos comisiones de investigación para fiscalizar la actuación del poder judicial.

El hombre fuerte del partido de Gobierno negó tajantemente hace 8 días que esas comisiones fueran a crearse.

Así que la amnistía está fea, sí, pero si es viable es sólo por la erosión progresiva de las instituciones, que están quedando inermes en su papel de controlar la legalidad de las actuaciones del Gobierno debido a su colonización por cargos nombrados por el propio Gobierno.

Esa anulación de la independencia de los órganos controladores debería ser nuestra primera preocupación. Y los trabajadores de esos órganos deberían ser los primeros en manifestarlo.

,
Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar